La ciudad y su Territorium

La ciudad y su territorium

La tesis de una continuidad de las ciudades como centros de poder incluso después del fin del Imperio Romano de Occidente apunta a sus funciones: las ciudades habrían cumplido funciones defensivas, administrativas, sociales y económicas, con independencia de las constelaciones imperiales o relaciones de poder regionales en las que se vieran integradas en cada caso. En esta tesis subyace una forma de entender la ciudad tal y como surgió con el inicio del dominio de Roma, pero sobre todo después de una «fase formativa» que tuvo lugar al principio del primer período imperial, y que se manifestó en las leyes municipales. Sin embargo, en el año 284 d.C. Diocleciano casi duplicó el número de las provincias en el curso de sus reformas administrativas; y además introdujo el sistema de diócesis. Parece evidente que su percepción del espacio era fundamentalmente diferente a la de Augusto, que no había visto tal necesidad de unidades administrativas a pequeña escala.

© Proyecto Tolmo de Minateda ( UA-UCLM)
© Proyecto Tolmo de Minateda (UA-UCLM)

Funciones económicas de la ciudad

Además de las capitales de provincia y de los principales lugares de conventus, aparecían ahora en escena las capitales de las circunscripciones administrativas eclesiásticas. Por un lado, estos cambios estructurales requieren una definición del concepto de ciudad que sea específica para la Antigüedad tardía. Por otra parte, muestran que no basta con concentrarse en «la» ciudad, ya que esta está fundamentalmente vinculada a su hinterland e integrada en un territorio o región. Así lo demuestran también sus funciones económicas: las ciudades funcionaban como mercados, como lugares de intercambio y distribución; eran ciudades «consumidoras» o «productoras» en el sentido weberiano. No eran pocas las que se definían a través de esta función, que estaba determinada por los recursos del hinterland y del campo circundante, o bien era el resultado de su orografía. Así, la riqueza de Corduba se debía a las minas del campo circundante, en tanto que Carthago Nova y Gades debieron a sus puertos su posición destacada en la República y en la época imperial.

 

© Cartagena (J. Vizcaíno Sánchez, UCM)
© Cartagena (J. Vizcaíno Sánchez, UCM)

Ambas ciudades, sin embargo, parecen perder su atractivo a partir del siglo III d.C., como se advierte por ejemplo en la disminución de su volumen de negocio, mientras que Corduba, a pesar del agotamiento de sus minas, consigue mantener su estatus y, tal como refleja la singular construcción de Cercadilla, sigue experimentando un auge. Hasta la fecha, la arqueología urbana ha tomado nota de esta evolución y suelen explicarla como algo habitual, haciendo alusión a “fenómenos de crisis” en general, porque tienden a considerar las ciudades de forma aislada. El objetivo del proyecto ATLAS es, por tanto, contemplar conjuntamente las ciudades y su territorium: ¿qué significa el estatuto jurídico à la longue? ¿Qué implicaciones tenía el seguir siendo una colonia todavía en los siglos V y VI? ¿Cuánto dura una supuesta característica particular, como por ejemplo la condición de ciudad minera o portuaria en una región? ¿Qué razones pueden apuntar hacia una ruptura funcional?

© Cercadilla (R. Hidalgo Prieto, UPO)
© Cercadilla (R. Hidalgo Prieto, UPO)

Responsables: T. Amraoui, R. Olmo López // Participantes: L. Brassous, J. Vizcaíno Sánchez, E. Rocca