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Autopsia de la Mérida tardoantigua

A pesar del verano tranquilo y silencioso hemos continuado con nuestro trabajo en el proyecto ATLAS, aunque a un ritmo más tranquilo. Para acelerar un poco el paso con el caso de estudio actual, Mérida, decidimos hacer una visita a la ciudad que Schulten definió como “la Roma de Hispania”. Esta visita nos ha brindado varias oportunidades. En primer lugar y ante todo, conocer de primera mano las últimas intervenciones arqueológicas en la Mérida tardoantigua y estar en contacto con los miembros del proyecto y expertos de esta ciudad.

Sin embargo, no se llega a Mérida así como así. Primero, el equipo de Hamburg, Sabine y Pieter, tenía que llegar a Madrid, con vuelos a horas realmente tempranas. Desde allí, Ada se unió al viaje en tren hasta Mérida y aprendimos que no siempre se debe hacer caso de los anuncios de las pantallas digitales en Ciudad Real, donde tuvimos que hacer trasbordo. Según nuestra información y los anuncios en pantalla, debíamos dirigirnos a la vía 3 para coger el tren hacia Mérida. Sin embargo, el personal de la estación nos dijo que fuéramos a la vía 4. Mientras esperábamos en la vía 4, por megafonía se nos indicaba que el tren para Mérida iba a llegar en breves minutos a la vía 3 y sembró la duda de nuevo: “¿Y si el señor de la oficina está  equivocado…? ¿Tendremos que hacer noche en Ciudad Real?”. Afortunadamente, el hombre tenía razón y pudimos coger nuestro tren en la vía 4 y llegar a Mérida. Nos estábamos adentrando realmente en el interior de España, a medida que íbamos avanzando en el trayecto la temperatura iba subiendo… ¡Y eso de que era ya bien entrada la tarde! Pero al llegar a Mérida a última hora de la tarde pudimos disfrutar de una vista magnífica del llamado Templo de Diana.

La primera vista del Templo de Diana

Martes, primer día completo en Mérida

Tuvimos buenos augurios el martes, esa mañana los pájaros sobrevolaron el camino correcto. Por casualidad, para desayunar escogimos un restaurante que resultó estar al lado del Instituto Arqueológico de Mérida (IAM). Su director, y miembro del proyecto ATLAS, Pedro Mateos, nos encontró disfrutando del desayuno cuando iba a entrar a su oficina. Tras comentar varios temas de nuestra investigación con un café con leche, nos ofreció una visita por los yacimientos y monumentos más importantes. Empezamos con uno que conocía muy bien: la basílica de Santa Eulalia, lugar que él mismo excavó entre los años ‘80 y ‘90. En seguida surgieron varias discusiones interesantes al respecto. Una de las principales cuestiones fue cómo aunar e interpretar las fuentes disponibles: arqueología, epigrafía y la Vida de los Santos Padres. En algunos casos, estas tres fuentes parecen estar de acuerdo, pero ¿y en los que no? Tendremos que volver a esto en los próximos años.

Santa Eulalia (izquierda) y el equipo dirigido por Pedro en la Morería (derecha)

Con este magnífico guía pudimos visitar también las últimas excavaciones: un edificio del siglo V localizado en el antiguo foro de la colonia. La arqueóloga Rocío Ayerbe nos lo estuvo enseñando con todo lujo de detalles y nos explicó las más recientes interpretaciones sobre esta compleja excavación. A veces desearíamos que la ciudad fuera un gran campo verde, pero entonces los edificios no se habrían conservado tan bien como ahora… Con Rocío y Pedro visitamos también uno de los monumentos que a menudo se pasan por alto en el foro de la colonia, un edificio tardoantiguo situado junto al templo y del que se conservan los cimientos. Como es habitual en muchas otras ciudades, la plaza del foro se reocupó y construyeron nuevos edificios. Rocío tuvo que irse entonces y nosotros continuamos por la ciudad con Pedro, quien nos llevó a visitar la excavación de Morería, bajo el edificio de la Junta de Extremadura y junto a las murallas de Emerita. Este yacimiento arqueológico conserva una importante vía y varias casas. Por supuesto, nos fijamos en la reocupación y reorganización de la zona durante la Antigüedad tardía, cuando una gran domus de época altoimperial se dividió en varias casas más pequeñas e incluso se instalaron áreas de producción metalúrgica. A continuación visitamos el templo de culto imperial, donde se encontró una interesante inscripción para la alegría de los epigrafistas del grupo.

Esta exhaustiva visita de la mano de nuestro colega nos despertó aún más el interés por la Mérida tardoantigua y tras despedirnos de Pedro nos dirigimos al Museo Nacional de Arte Romano (MNAR). La fortuna volvió a sonreírnos y pudimos disfrutar de una completa explicación del museo de parte de su directora, Trinidad Nogales, que justo estaba acabando de ultimar los detalles de una exposición que inauguraba al día siguiente en Santa Cruz de Tenerife. Así que, como os contamos en Twitter, pudimos detenernos a hacer la autopsia de una de las muchas e interesantes inscripciones que el museo conserva, como el largo epígrafe que nos informa de la restauración del circo entre los años 337 y 340. Pero además, pudimos descubrir también la fantástica biblioteca del museo, a la que esperamos poder volver y consultar su extensa colección bien pronto. Por ahora, Trinidad nos ofreció una pequeña muestra con el obsequio de varios libros que sin duda nos serán de gran ayuda en nuestro proyecto.

Biblioteca del MNAR (izquierda) y Trinidad como guía

Al salir del museo, Pedro nos había preparado una reunión sorpresa con el Consorcio Ciudad Monumental de Mérida en el que consideramos el mejor restaurante de Mérida (opinión respaldada por los profesionales gastronómicos), situado junto al llamado arco de Trajano: A de Arco. Así conocimos a Félix Palmer con quien estuvimos comentando los objetivos y propuestas de nuestro proyecto y quien fue tan amable de asegurarse de que pudiéramos visitar los diferentes monumentos que el Consorcio gestiona. Acabamos la reunión bastante tarde y decidimos quedarnos a comer en el mismo restaurante y ¡menudo descubrimiento! Pudimos disfrutar de una fantástica comida y de unos deliciosos postres, ¡en especial la tarta de chocolate!

El Día de Extremadura

El miércoles, tras encontrarnos con varias cafeterías cerradas, nos dirigimos de nuevo al restaurante donde ya desayunamos el día anterior. Nota mental para el futuro: es importante revisar las festividades regionales y locales antes de organizar un viaje… Resultó que era el Día de Extremadura y, por supuesto, muchos comercios estaban cerrados. Por suerte, los museos y monumentos estaban abiertos así que esa mañana empezamos visitando la Colección Visigoda del MNAR. A pesar de ser una exposición pequeña, lo cierto es que tienen piezas muy interesantes que dan cuenta de la monumentalidad de la Mérida visigoda. Lástima que, a pesar de preguntar por él y buscarlo en varios sitios, no pudiéramos hacernos con la publicación del catálogo… ¡Estaremos atentos a la publicación de la nueva edición!

Nuestro recorrido continuó y avanzamos algo más en la historia de Mérida con la visita de la Alcazaba. Aunque esta parte de la Mérida tardoantigua se escapa del periodo de estudio de nuestro proyecto, conserva igualmente elementos de interés de los siglos III a VIII. Aquí pudimos examinar las murallas de la ciudad, construidas en época altoimperial y reforzadas en el período visigodo. Posteriormente parte de sus materiales fueron aprovechados para erigir la Alcazaba en el siglo IX. Una de las construcciones que utiliza spolia de época visigoda es la torre central con un aljibe (o cisterna), un ingenioso sistema para garantizar la disponibilidad de agua en caso de asedio. La torre dispone de unas escaleras que bajan hasta una cota inferior al nivel del Guadalquivir (en árabe al-Wādī al-kabīr), concretamente hasta la base de la muralla de la propia Alcazaba que se construyó sobre el dique romano (podéis ver una imagen explicativa más abajo).

Dibujo del Aljibe (Consorcio Ciudad Monumental de Mérida)
Entrada con columnas visigodas (izquierda) y el aljibe (derecha)

Por supuesto, lo que llamó nuestra atención fue el uso de capiteles visigodos en la construcción del aljibe y en especial nos desconcertó la colocación de estos elementos arquitectónicos en puntos más bien recónditos. ¿Cuál es la razón para usar estas columnas tan bien decoradas en zonas que no estaban a la vista de todos? A otros, en cambio, nos inquietó la asimetría en la disposición de estos spolia. Sin embargo, la Alcazaba alberga mucho más que unos spolia de nuestro periodo de estudio. Pero como suele pasar, el período tardoantiguo se tiende a olvidar y, de hecho, aquí se conserva una extensa domus que necesita ser estudiada con un poco más de detalle. ¡Estamos deseando conocer mejor esta zona de Mérida!

Por la tarde, Jesús García, amigo de Pieter e investigador del IAM, se ofreció amablemente a llevarnos a algunos de los yacimientos del territorio de Mérida. Tras un ajetreado viaje por caminos alternativos y otros que parecía que simplemente eran zonas abiertas por el paso de los tractores, llegamos a la basílica paleocristiana conocida como Casa Herrera. Sin embargo, la Fortuna no nos sonrió esta vez: Casa Herrera era en realidad Casa Cerrada. El yacimiento está bien protegido con una valla perimetral, así que sólo pudimos vislumbrar las columnas que estaban en pie desde la distancia. Pero no pasa nada, Jesús conoce este territorio como la palma de su mano y nos llevó por otros caminos alternativos hasta llegar a los canales de mantenimiento del acueducto de Los Milagros. Desde allí la ruta ya se hizo más tranquila a través de carreteras asfaltadas – ¡oh, las maravillas de la modernidad! – hasta el Embalse de Proserpina, que alimentaba dicho acueducto. Con la puesta de sol nos sentamos en sus playas (aunque no todo el mundo estaba de acuerdo en que se pudieran considerar verdaderas playas) y disfrutamos de una cena fantástica con vistas al embalse.

Último día en Mérida

Nuestro último día empezó enmendando un error, fuimos a sacar una foto de las inscripciones conservadas en la entrada de la basílica de santa Eulalia:

Marti · sacrum
Vettilla · Paculi

Iam non Marti, sed Iesu Christo D.O.M.
eiusque sponsae Eulaliae Vir. Mart. denuo consecratum

Estas son unas inscripciones realmente interesantes. La superior data del siglo II y es una dedicación al dios Marte por parte de Vettilla de Paculus. La inferior es una reconsagración escrita en un momento posterior que se puede traducir como: “Ahora no es a Marte, sino a Jesucristo, Dios onmipotente y misericordioso, y a su esposa Eulalia, virgen mártir, a quienes se ha vuelto a consagrar”.

Tras las fotografías pertinentes, proseguimos hacia el Xenodochium, al cual ya nos referimos en julio. Es aquí donde pudimos observar las reconstrucciones de algunas de las columnas del Museo Visigodo en su contexto y empezamos a comprenderlo mucho mejor. De nuevo, queda claro que la Antigüedad tardía tiene mucho que ofrecer pero no ha recibido la atención que se merece. Vamos a tratar de hacer todo lo posible para que la Mérida tardoantigua brille un poquito más.

Nuestro tour por la ciudad continuó con la visita de algunas casas de la élite de la antigua ciudad. La primera parada fue la Casa del Anfiteatro, la cual creíamos que era una domus de época altoimperial, pero resultó que estuvo en uso durante todo el siglo III así que entra en nuestro período de estudio. Junto a la domus también se encontraron algunos mausoleos, entre los cuales está uno de los más famosos: el Mausoleo de los Ríos. En su fachada se encontró la inscripción con las representaciones de los dos ríos de la ciudad: Anas (Guadalquivir) y Barraeca (Albarregas). Desde aquí nos dirigimos a visitar otra domus construida en el período altoimperial, la Casa del Mitreo. Pero esta vez ya habíamos aprendido que la casa podría haber continuado en uso durante nuestro período. Sin embargo, no sería Mérida si no nos hubiera sorprendido todo lo que se conservaba. Aquí nos encontramos frente al llamado Mosaico de la Cosmología, datado en el siglo IV. Y para aquellos que nos seguís en Twitter, sabéis que este se merece un #MosaicMonday.

Mosaico Cosmológico

Después de visitar esta última casa era ya hora de comer y, por tercera vez consecutiva, volvimos a disfrutar de nuestro lugar preferido. Durante la comida estuvimos comentando el plan para la tarde, que incluía volver al hotel para continuar con otras tareas menos entretenidas de nuestro trabajo. Seamos honestos, visitar yacimientos arqueológicos y museos es interesante y divertido, a pesar de que cuenta como trabajo para nosotros. Tras finalizar con las tareas pendientes, seguimos nuestro tour arqueólogico por Mérida con una visita al teatro y al anfiteatro. Estos dos edificios se excavaron a inicios del siglo XX, con un interés claro en las fases más antiguas de ocupación, así que a menudo los estratos tardoantiguos se veían sólo como un estorbo que debía ser retirado para llegar a los niveles más antiguos. Como resultado, poco se conoce de las fases tardoantiguas de estos edificios, aunque hay evidencias interesantes del uso tardío del anfiteatro, tal y como encontramos en uno de los libros que nos regalaron el primer día.

Para cerrar el círculo de nuestro viaje, decidimos tomar nuestra última cena junto a la primera y fantástica vista de Mérida: bajo las columnas del Templo de Diana. Tuvimos suerte de encontrar un sitio justo enfrente del templo y disfrutamos de una tarde agradable recordando todo lo que habíamos visto y hecho. Durante las próximas semanas continuaremos estudiando la bibliografía de Mérida, pero ahora con imágenes claras de los yacimientos y la epigrafía en nuestras mentes.

Última cena en el templo de Diana