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Investigación comparativa e interdisciplinar a través de las basílicas de Makthar, Haïdra y Mérida

El proyecto ATLAS se define, como sabéis, por una investigación comparativa e interdisciplinar. Comparativa entre varias regiones y ciudades de estudio, e interdisciplinar por la integración de distintas fuentes y tipos de evidencias. Ya tuvimos la ocasión de presentaros esta metodología hace unos meses. Esta vez volvemos sobre ello con un post dedicado al análisis de un tipo concreto de edificio, las basílicas. Aunque el nuestro no es un estudio exclusivamente arquitectónico, como os podéis imaginar. Estos edificios albergan muchas otras evidencias cuyo análisis nos permite entenderlos de manera global, también como un reflejo de los aspectos sociales y religiosos de la Antigüedad tardía.

Pero empecemos por el principio, ¿qué es una basílica? En época romana las basílicas eran edificios públicos, por lo general ubicados en el área forense de las ciudades y utilizados para múltiples funciones, especialmente para la administración de justicia o bien como lugar de reunión para tratar asuntos de la comunidad cívica. Este es muy probablemente el origen de las basílicas cristianas — o lo que es lo mismo, las iglesias —, que son las que nos interesan hoy aquí. Los cambios sociales, políticos y religiosos que tuvieron lugar durante la Antigüedad tardía llevaron al desuso de las basílicas civiles, pero su tradición arquitectónica y funcional se mantuvo, con ciertas innovaciones, en los edificios que entonces acogían las reuniones de la comunidad (cristiana).

Comparativa de las plantas arquitectónicas de la basílica de Majencio y de la basílica de santa María la Mayor (proyecto original), ambas en Roma (G. Dehio y G. von Bezold, Wikimedia Commons).

En el marco de nuestro proyecto nos hemos encontrado con múltiples basílicas cristianas, algunas mejor conservadas que otras, algunas con más datos epigráficos, otras con más datos arqueológicos. Para el estudio interdisciplinar y comparativo que nos proponemos, precisamos de ejemplos similares para los que contemos con buenos datos, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Por ello nos centramos fundamentalmente en aquellas basílicas que, además de haber sido objeto de estudios arqueológicos específicos, dispongan también un buen volumen de inscripciones accesibles a través de las bases de datos u obras epigráficas de referencia. En concreto, vamos a analizar la basílica llamada de Melléus en Haïdra (Ammaedara), la de Hildeguns en Makthar (Mactaris) y la de santa Eulalia en Mérida (Emerita). Todas ellas cumplen los requisitos expuestos y, además, cuentan con decenas de tumbas y epitafios en su interior o alrededores; es decir, son basílicas funerarias. Esta particularidad nos permite dotar de una perspectiva social a nuestro estudio, bien a través de los restos humanos, bien a través de las inscripciones funerarias. Así, además de preguntarnos sobre la ubicación de la basílica dentro de la topografía de la ciudad (intra o extra muros, próximas o alejadas de los antiguos centros de poder) o sobre la orientación del edificio en sí (tal vez vinculada a cambios religiosos), a nivel microespacial podemos preguntarnos sobre la posición de las tumbas dentro o junto a la basílica y examinar cuestiones de carácter social, como la edad, el género o la posición social de las personas enterradas. Pero, a la vez, podemos observar también su desarrollo a lo largo del tiempo, atendiendo a las diferencias cronológicas de los epígrafes y a la propia evolución arquitectónica de los edificios.

Sin embargo, como veremos, en ocasiones estas preguntas son más fáciles de formular que de responder. Al estudiar estos edificios nos encontramos con varios retos, uno de los más obvios es si la basílica continúa en uso. En este sentido, el hecho de que la de santa Eulalia haya podido ser excavada es bastante inusual. Se trata de una iglesia en funcionamiento a día de hoy, así que obtener los permisos para excavar en su interior, donde además se presumiblemente podían encontrarse las tumbas de santos locales, no es para nada sencillo. Desafortunadamente, aquellas basílicas que ya no están en uso presentan también sus propios inconvenientes. Estos edificios a menudo han sido utilizados como “canteras” en períodos posteriores; es decir, sus materiales fueron reutilizados para construir nuevos edificios y, por tanto, a menudo esto implicaba la destrucción o al menos la alteración del registro estratigráfico.

Planta de la basílica de Melléus, en Haïdra, con relicario de Cipriano y epitafio de Melléus hallados en la misma (Imágenes de Duval 1975).

Aún así, es interesante advertir que el registro epigráfico de la basílica de Melléus en Haïdra está mejor conservado que en la de santa Eulalia de Mérida y precisamente por las mismas razones. Como la iglesia de santa Eulalia continuó en uso y mantuvo la memoria martirial, su relevancia religiosa se mantuvo y también el interés por enterrarse en su interior. De modo que, para colocar estas nuevas sepulturas, las anteriores se vieron afectadas e incluso desplazadas. En consecuencia, sólo un epitafio ha sido encontrado in situ: la triple inscripción de Gregorio, Perpetua y Heleuterio. En cambio, la basílica de Melléus quedó abandonada y pasó en gran medida desapercibida ante la envergadura de otros edificios monumentales de Haïdra, por lo que afortunadamente su registro arqueológico se conservó hasta las primeras excavaciones a inicios del siglo XX.

Triple epitafio encontrado in situ en la basílica de santa Eulalia de Mérida (CILAE 1278).

A pesar de las problemáticas de localización, podemos estudiar la epigrafía en función de multitud de criterios. Por ejemplo, podemos extraer mucha información fijándonos simplemente en el soporte u objeto en el que se realizó la inscripción. Las inscripciones funerarias pueden ser, entre otras, laudas de sarcófagos, pequeñas placas que cubren un nicho o estelas. Esto ya nos da información sobre el método funerario. Del mismo modo, podemos analizar la materialidad: ¿qué tipo de piedra se utilizó, una piedra local o un trozo de mármol procedente de lejos? Una vez determinado el objeto, podemos recurrir al texto, que además de aportar bastantes datos y también puede plantearnos aún más preguntas. Ya hemos tratado la cuestión de las inscripciones tipo locus de la «Basilique de la Citadelle» de Haïdra, las cuales siguen siendo un enigma en cuanto a qué se refieren. Sin embargo, antes de leer el texto también podemos obtener información a través de otros elementos. En el paso de la época imperial a la Antigüedad tardía a menudo encontramos iconografía cristiana junto al texto. Podemos pensar en símbolos claros como la cruz, el estaurograma o el cristograma, pero también se solía utilizar iconografía menos clara como palomas y peces.

Después de analizar todos los otros elementos de la inscripción, es el momento de examinar el texto en sí. Los epígrafes funerarios suelen usar muchas fórmulas, es decir, suelen seguir un patrón común con expresiones estandarizadas. Así, nos encontramos con distintas fórmulas funerarias, como D(is) M(anibus) S(acrum), que significa “consagrado a los dioses Manes” y que realmente se trata de una fórmula inicial estándar. Ésta, sin embargo, se asocia por lo general a inscripciones paganas pero, como al ser una expresión prácticamente indisociable de las inscripciones funerarias durante siglos, su uso se mantuvo también en las inscripciones cristianas durante bastante tiempo. Esto puede observarse en varias de las inscripciones cristianas de la basílica de Hildeguns en Makthar, las cuales siguen comenzando con la expresión DMS. Por ejemplo, la tumba del clérigo Rogatus, enterrado en esta misma basílica, fue cubierta con una losa de piedra caliza con la siguiente inscripción:

D(is) M(anibus) S(acrum)
(cruz griega)
Rogatus cleri-
cus fidelis bixit
in pace annis bi-
ginti q(u)inq(u)e men-
ses q(u)atuor (h)ora-
s septe 

La inscripción es claramente cristiana, como lo demuestran la cruz griega y el hecho de que se trate de un clérigo. En el texto hay más indicios de su naturaleza cristiana. Fidelis, fiel, aparece a menudo en las inscripciones funerarias cristianas, lo que probablemente indica que Rogatus fue bautizado. Lo mismo ocurre con la fórmula in pace. Por otro lado, parece que Rogatus, o sus familiares, también vigilaban de cerca su edad: tenía 25 años, cuatro meses y siete horas. Se ha argumentado que esta indicación tan precisa incide en la brevedad de su vida: valía la pena anotar las horas que vivió, ya que vivió poco tiempo. En este sentido, la edad al morir se registra con más frecuencia en las inscripciones cristianas ya que marca la transición de la vida en la tierra a la vida en el cielo. Por ello a veces también encontramos la fórmula plus minus, que sirve para indicar una estimación de la edad cuando ésta es incierta.

Es evidente que datos como el nombre, el cargo y la edad pueden darnos una idea de las personas enterradas en las iglesias. También podemos plantearnos preguntas sobre la edad, el sexo, la distribución de sexos, la función y la cronología. Esto último es posible cuando disponemos de la era o indictio (un tipo de registro cronológico propio de la Antigüedad tardía) o utilizando formas indirectas de reconstruir la datación, basadas en la paleografía (la forma en que está escrito) o en el contexto arqueológico. Con este tipo de datación podemos observar cambios en las fórmulas a lo largo del tiempo, o bien cambios en las costumbres funerarias durante el período de uso de las iglesias. Sin embargo, hay que tener en cuenta una cuestión importante: la epigrafía está muy sesgada. No todas las personas podían permitirse una inscripción, ni siquiera tenían derecho a ser enterradas dentro de los muros de la basílica. Por ello, debemos ser prudentes a la hora de extraer conclusiones sobre la población de las ciudades estudiadas. No obstante, teniendo en cuenta los límites de la arqueología y la epigrafía, podemos observar nuevas pautas y comprender un poco mejor el uso de las basílicas en la Antigüedad tardía de Hispania y África. En un futuro próximo esperamos publicar un artículo sobre este tema, pero por ahora es un trabajo en curso. ¡Os animamos a seguir nuestras redes sociales si queréis ver nuestras caras de felicidad cuando salga la publicación!