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Combinando Epigrafía y Arqueología

En el proyecto ATLAS, como seguramente ya sabéis, combinamos distintos tipos de fuentes y evidencias. Las más visibles en nuestro WebSIG son la arqueología y la epigrafía y, de hecho, además de la diferenciación en los iconos y en las fichas, también están dividas entre nuestros dos post-docs: Ada se encarga de los datos arqueológicos y Pieter de los epigráficos. Pero a pesar de la clara distinción entre estos datos, en realidad los combinamos para comprender mejor las evidencias analizadas. Así que en el post de hoy os traemos unos cuantos ejemplos de nuestros casos de estudio para mostrar cómo epigrafía y arqueología van de la mano.

Baelo Claudia

Que la epigrafía y la arqueología no deben ser dos partes diferenciadas en el proyecto quedó bien claro desde el inicio. Resulta significativo e igualmente interesante que la colaboración entre Pieter y Ada empezara cuando se conocieron en La Rochelle, donde trabajamos por primera vez en el WebSIG y en nuestro primer caso de estudio, Baelo Claudia. Al añadir una de las siete (!) inscripciones de la Baelo tardoantigua, Pieter descubrió que una de ellas (IRCB 135) estaba realizada sobre un plato de terra sigillata fechado en el siglo V en base a la tipología cerámica Hayes 87B. Medio en broma, Ada dijo “¡Déjame comprobarlo!” y cogió la publicación de Hayes, Late Roman Pottery. De este modo pudo constatar que el tipo Hayes 87 se fecha efectivamente en el siglo V, pero que la variante 87B se data a inicios del siglo VI. Así, para nuestra sorpresa, nuestra primera colaboración se demostró fructífera. Está claro que no vamos a cambiar la historia de Baelo Claudia con esta puntualización cronológica, pero sin duda fue un buen comienzo y un recordatorio de que epigrafistas y ceramólogos deben colaborar para afinar las cronologías.

Emerita Augusta

En nuestro anterior post sobre Mérida ya dedicamos unas líneas a la basílica de santa Eulalia y sus orígenes como basílica funeraria. Situada en el área suburbial norte de la ciudad, esta basílica de mediados del siglo V se construyó sobre una zona de necrópolis que se remonta al siglo IV. Además, el carácter martirial de esta basílica viene corroborado por el mantenimiento de un mausoleo, que quedó englobado dentro del ábside central de la iglesia y al cual se podía acceder gracias a la cripta, construida de manera coetánea al edificio. Este monumento funerario jugó un papel destacado en el desarrollo de la necrópolis, como puede observarse a través del gran número de tumbas y epitafios dispuestos a su alrededor, ratificando que muy probablemente este fue el mausoleo que acogió las reliquias de la mártir emeritense.

Interior de la basílica de santa Eulalia durante las excavaciones arqueológicas (fotografía P. Mateos Cruz – IAM)

Pero, a pesar de que el mausoleo mencionado no conservaba ningún elemento epigráfico, la importancia de Eulalia para la ciudad de Mérida se constata igualmente en otras inscripciones, una de las cuales se refiere a su casa (CILAE 1407 / AEHTAM 612):

Inscripción religiosa referente a la domus de santa Eulalia (CILAE 1407. Fotografía: Pieter Houten).

(crux) Hanc domum iu/ris tui, placata, posside, /martir Eulalia, · / ut cognoscens inimicus, / confusus abscedat, ·ut domus h(a)ec cum habi/tatoribus, te propitiante, florescant /Amen

La traducción que nos ofrece el CILAE (1407) es la siguiente:

“Mártir Eulalia, quédate, ya aplacada, con esta casa (que es propiedad) tuya por derecho, para que el enemigo (de la fe católica) se aperciba de ello y salga huyendo, cubierto de vergüenza, así que puedan florecer esta casa y sus vecinos bajo tu protección. Amén”.

Esta placa de mármol fue reutilizada y encontrada en una excavación a unos 700 m de la basílica, en la calle Forner. De entrada, la mención a la casa de Eulalia podría vincularse a una iglesia pero, sin embargo, si leemos el texto con más detenimiento vemos que la inscripción también alude a aquellos que viven en la casa. Esto ha causado cierto debate científico entorno a si el epígrafe se refiere a la basílica o a otro edificio, como el xenodochium o, tal vez, a un monasterio.

La segunda inscripción (CILAE 1411) se refiere también a un edificio religioso y presenta problemas similares ya que también se encontró reutilizada, en este caso en el arco de entrada a la Alcazaba.

Inscripción dedicada al aula de las reliquias de los mártires, incluyendo las de santa Eulalia (CILAE 1411. Fotografía: CILAE).

(crux) dedicata est hac aula ad nome+[- – -] / riosissime matri Domini nostri H+[- – -] / dum carnem omniumque virginum princ[- – -] / ne cunctorum populorum catolice fide+[- – -] / iussa creare sunt reliquiae reco ndit+[- – -] / de cruce D(omi)ni n(ostr)i • s(an)c(t)i Iohanni Baptiste s(an)c(t)i S+[- – -] / s(an)c(t)i • Pauli • s(an)c(t)i • Iohanni Evangeliste s(an)c(t)i • Iacobi • s(an)c(t)i • Iuli[- – -] / s(an)c(t)e • Eulaliae • s(an)c(t)i • Tirsi s(an)c(t)i • Genesi • s(an)c(t)e Marcille • sub d(ie) VIII Kal(endas) Febru[- – -]

La traducción propuesta en el CILAE (1411) es la siguiente:

“Fue dedicada esta iglesia a nombre de la gloriosísima Madre de Nuestro Señor Jesucristo, según la carne y Princesa de todas las vírgenes y Reina de todos los pueblos de la fe católica, bajo cuya ara sagrada se guardan reliquias de [—] sobre la cruz de Nuestro Señor, de San Juan Bautista, de San Esteban, San Pablo, San Juan Evangelista, San Jacobo, San Julián, Santa Eulalia, San Tirso, San Ginés, Santa Marcilla, en el día 8 anterior a las kalendas de febrero (25 de enero)”.

Como en el caso anterior, la iglesia, mencionada como aula en la inscripción, no ha sido localizada. Se ha propuesto que la iglesia se situara en la Alcazaba, posiblemente en el aljibe. Otras hipótesis han considerado que el epígrafe hiciera referencia a la reconsagración de una iglesia preexistente en Mérida. En este sentido, tal y como nos informan las Vidas de los padres emeritenses, la catedral se conocía anteriormente como la iglesia de Jerusalem y, más adelante, pasó a consagrarse a santa María (VSPE IV ix 2). Así que bien podría ser que esta inscripción conmemorara la reconsagración de la catedral.

Resulta interesante que la epigrafía de Mérida relacionada con la mártir emeritense no haya aportado ninguna dedicatoria a la basílica de santa Eulalia en sí, aunque nos informa de dos edificios más donde fue venerada. En el territorio, concretamente en San Pedro de Mérida, encontramos una tercera inscripción referente a Eulalia. Aquí se halló una baldosa con un monograma compuesto por las letras L, S, N, A, E, C y T, cuya lectura podría ser Sancte Eulaliae.

Mactaris

La llamada “Schola des Juvenes” es otro ejemplo a destacar en esta combinación de la arqueología y la epigrafía. El nombre del edificio procede de una interesante inscripción reutilizada en las escaleras de unas termas cercanas, conocidas como “Thermes du mégalithe”, construidas probablemente en el siglo III:

Inscripción de la “Scholes des Juvenes” (AE 2016, 14. Fotografía: EDH)

Sin embargo, esta inscripción se fecha en el 88 d.C. y se refiere al edificio del periodo imperial, por lo que no vamos a centrarnos en ella para mostrar este trabajo conjunto sino en la conversión de la supuesta schola en una basílica cristiana, tal y como twitteamos recientemente. La basílica cristiana se construyó reutilizando el ámbito oeste y el peristilo del edificio anterior. A nivel arquitectónico, se trata de una basílica de tres naves, dividida por una doble columnata colocada directamente sobre el pavimento musivo anterior, y realizada con materiales reciclados. Los dos últimos tramos de la nave central estaban ocupados por el coro, delimitado por canceles, y en el centro se localizó un altar, para cuya base se reutilizó una inscripción funeraria. A los pies de la basílica se ha identificado otro ámbito que ocupaba el ala oeste del peristilo del edificio anterior. El intercolumnio de este lado del antiguo patio fue tapiado con material reciclado, dejando un único acceso en el lado noroeste. Este espacio se ha interpretado como nártex o contra-ábside, ya que en su interior se halló un monumento funerario reutilizado como base de altar, inserto dentro de un ciborio de planta rectangular.

Pero además de este cambio en la función de la arquitectura preexistente, el pavimento de la sala absidal con decoración geométrica en blanco y negro, posiblemente del siglo III, también fue reutilizado. Durante el periodo de uso de la basílica, el mosaico se cortó para colocar tres nuevos mosaicos epigráficos que, gracias a las referencias a la indictione en las inscripciones, pueden fecharse en el período bizantino, presumiblemente en el siglo VI. La indictio es la indicación al ciclo fiscal de quince años especialmente atestiguado en los siglos V y VI. Desafortunadamente la fecha de la indictio sólo menciona el año dentro del ciclo, por lo que no podemos determinar el año exacto de estas inscripciones, pero sí podemos situarlas dentro del periodo bizantino ya que ésta es una práctica que los vándalos no llegaron a aplicar. En este sentido, las similitudes entre los tres epígrafes parecen sugerir que serían contemporáneos, si bien existe igualmente la posibilidad de que algunas inscripciones fueran añadidas posteriormente a imitación de la original. De hecho, el mosaico situado a la derecha pudo ser incorporado posteriormente, imitando a los otros dos pero a un tamaño menor.

Mosaico con triple inscripción, conservada en el Musée de Mactaris (ICMactar II, 1 a 3. Fotografía Ada Lasheras González).

Estos tres textos nos ayudan a comprender la reutilización de este edificio como basílica cristiana:

+ Animo mente corp/oreque Constantin/us oriundus Paulini m/atreque (H)onorata / rabiem inimicorum / tropeo fidei vincens / cum Chr(ist)o fidelis per s(a)e/cula regnaturus / bis tricenos quat(t)uor / annos menses VIII / vixit / hic ultimus claudit dies / despositus sub d(ie) XIII Kal(endas) / Mai(a)s ind(ictione) quarta decima

ICMactar II, 1

+ Terra premes te/neros iniusto ponde/re Manes qua<n=M>ta te/cum bona de summi/s duces ad ima hic / Honorata tibi mem/bra ponit animamque / Tonanti <h=TI>os tibi ap/ices filia <v=B>aledictu/ra discedam bis qua/ternos functa anno/s debitum vit(a)e finem r/eddidit sub die depo/sita octa<v=B>u(m) Id(us) / April<e=I>s ind(ictione) XIIII

ICMactar II, 2

+ In (h)oc [tumulo] / deposita [est] / Co(n)st[antia(?) vix]/it in pace [an(n)u(m)] / unu(m) men[ses – – -] / die(s) III N(o)n(as) [- – -] / in[d(ictione)

ICMactar II, 3

Desde luego, las indicaciones más claras de la adscripción cristiana son las cruces presentes al inicio de las tres inscripciones, pero también nos encontramos con otros elementos en los textos que nos confirman el carácter cristiano. En este sentido, también corroboran la presencia de inhumaciones en el interior de la basílica, siendo un buen ejemplo de ello la expresión In (h)oc [tumulo] / deposita [est] (“en esta tumba se encuentra”) que puede leerse en el menor de los tres mosaicos. Los otros dos textos son menos evidentes, pero también aluden a la existencia de enterramientos en este lugar:

ICMac II-1: Hic ultimus claudit dies (“Aquí se enterró en su último día”)

ICMac II-2: Hic Honorata tibi membra ponit animamque Tonanti (“Aquí yacen el cuerpo y el alma de Honorata, para ti, dios tronante”)

En este último caso, la referencia al “dios del trueno” es algo desconcertante y podría hacernos dudar, ya que ciertamente podría pensarse en Júpiter o en otros dioses con atributos similares.

Por otro lado, la presencia de inhumaciones en un lugar tan central dentro de la basílica plantea otra pregunta: ¿podría tratarse de las sepulturas de unos mártires? Las inscripciones, desafortunadamente, no nos aportan una confirmación clara en este sentido, si bien la de mayor tamaño podría interpretarse de modo que apoyara tal posibilidad: …rabiem inimicorum tropeo fidei vincens… (“… victorioso sobre la furia de los enemigos con el trofeo de la fe…”). Podría entenderse, por tanto, que Constantinus murió debido a la furia de sus enemigos, condenado por su fe, y que como resultado de su fe ahora se encuentra victorioso en el cielo. Sin embargo, bien podría hacer referencia también a la victoria frente a las tentaciones que le presentó el demonio.

Pero, sea como fuere, de nuevo el trabajo conjunto y la combinación de los datos epigráficos y arqueológicos nos permiten obtener una imagen mucho más completa de esta basílica cristiana y de su desarrollo sobre un edificio anterior. De hecho, como hemos mostrado en todos los ejemplos expuestos, a pesar de la distancia entre los postdocs de ATLAS – que trabajan en Hamburg y Madrid respectivamente – y sus distintas especializaciones, están siendo capaces de combinar oportunamente estos dos campos de estudio. Esta combinación de disciplinas es precisamente la esencia y una de las innovaciones de ATLAS, que reúne arqueología y epigrafía en un único WebSIG con el objetivo de contribuir al conocimiento de la Antigüedad tardía.