Justo antes de finalizar el año 2022, Sabine (nuestra directora y del centro RomanIslam) y Pieter tuvieron la oportunidad de participar en el congreso Africa Romana (del 16 al 18 de diciembre) mediante una colaboración RomanIslam-ATLAS. Este verano, Stefan Ardeleanu (postdoc del RomanIslam Center y miembro de ATLAS) les propuso formar un equipo y escribir un resumen para este congreso centrado, esta vez, en el periodo julio-claudio. Aunque la temática está algo lejos de nuestra querida Antigüedad tardía, estábamos seguros que nuestro trabajo anterior sobre este periodo sería de utilidad. Así que escribimos un resumen sobre el estudio de la difusión del culto imperial en África en época julio-claudia:
L’émergence du culte impérial en Afrique du Nord : matérialité, acteurs, contextes spatiaux
Desde el principio estuvo claro que Sabine y Pieter presentarían en Sbeitla y que sería en francés, por lo que entonces tuvimos que empezar a preparar la comunicación para diciembre. Stefan, como especialista en el norte de África, se encargó de redactar el artículo, y Sabine y Pieter añadieron sus puntos de vista a lo largo del proceso. Al final, teníamos un artículo que contenía las pruebas arqueológicas, epigráficas y numismáticas, reunidas en unos pocos mapas. El 15 de diciembre comenzó nuestro viaje a Sbeitla. Hay que reconocer que lo complicamos un poco más de lo necesario… Para nuestra comodidad, tomamos un vuelo que llegaba a última hora de la tarde a Túnez. Sin embargo, uno no llega a Sbeitla tan fácilmente, ni con transporte público. Por suerte, nuestros colegas del INP nos organizaron un viaje hasta allí y, tras un largo trayecto, llegamos al hotel poco antes de medianoche.
Después de una buena noche y un delicioso desayuno, estábamos frescos y con ganas de participar en el congreso. Como veréis en las fotos, el congreso tuvo lugar en el mismo hotel, por lo que fue fácil desplazarse. La inauguración propiamente dicha ocupó toda la primera parte de la mañana, por lo que, tras la pausa para el café (¡más deliciosos dulces tunecinos!), pensamos que ya empezaría la primera presentación. ¡Pues no en Africa Romana! Para nuestra sorpresa nos deleitaron con la música del oudista Mehrez Abidi, que había escrito algunas piezas nuevas combinando estilos de música folclórica sarda y tunecina. Tras este intermezzo musical – o quizá pieza de cierre de la inauguración–, comenzaron las primeras presentaciones. Tras las primeras presentaciones ya nos hicimos una buena idea de que la conferencia encerraba un montón de nuevas investigaciones (¡epigráficas!) e ideas. A pesar de que el enfoque en el periodo julio-claudio estaba cronológicamente alejado del nuestro, varias de las presentaciones nos ofrecieron nuevas perspectivas sobre el desarrollo temprano de las provincias y su relación con el urbanismo en la Antigüedad tardía.
El largo tiempo reservado para el almuerzo dio la oportunidad a Sabine y Pieter de sentarse juntos y ensayar la presentación. Como no queríamos molestar a los demás participantes nos fuimos a nuestras habitaciones contiguas y nos dimos cuenta de que podíamos trabajar desde nuetros propios balcones con vistas a Sufetula, la Sbeitla romana.
Terminamos a tiempo para la presentación de Rubén, miembro también de ATLAS, y volvimos a la sala de conferencias. A lo largo del día tuvimos tiempo de sobra para reencontrarnos con viejos amigos y hacer algunos nuevos. La cena permitió añadir un toque culinario a más debates y charlas. El hecho de que se reúnan investigadores de Túnez, Argelia, Italia, Francia, España o Alemania (seguro que nos olvidamos algunos países) convierte este congreso en un lugar interesante para intercambiar ideas que tienden puentes entre las distintas propuestas, a menudo delimitadas por fronteras nacionales o lingüísticas. Aunque la frontera más clara es la lingüística: en cada reunión, lo primero que hay que averiguar es qué lengua es común entre los miembros. Como es lógico, la mayoría de las veces se utiliza el francés, de ahí que nuestra presentación fuera en esta lengua. Sin embargo, hemos hablado más castellano de lo que hubiéramos imaginado antes de ir a Sbeitla.
A la mañana siguiente estábamos todos emocionados y listos para salir. Desayunamos temprano y nos dirigimos a imprimir nuestros textos en francés. Fuimos a la pequeña sala de administración, donde se encontraban los estudiantes sardos encargados del buen funcionamiento del congreso. Como si estuviéramos en un sketch, tuvimos que pedir lo que queríamos al estudiante número uno, sentado frente a la mesa con la impresora. A continuación, el estudiante nos envió a otra mesa situada unos pasos más allá, algo más alejada de la impresora. Tras exponer nuestro propósito, nos guiaron hasta la impresora. Con los textos aún calientes tras la impresión, nos dirigimos a la sala piccola (lo entendemos, los primerizos en Africa Romana no van a la sala grande 😉 ). Nos tocó presentar justo después de la pausa para el café. Por suerte, varias personas trataron también el tema del culto imperial en sus intervenciones, lo que dio lugar a un buen debate sobre este tema al final de la sesión. Está claro que nuestra presentación y nuestras ideas han calado hondo. ¡Ya tenemos ganas de publicar nuestra ponencia en las actas!
La visita a Sufetula no estaba prevista, a pesar de tenerla tan cerca, así que nos lanzamos por nuestra cuenta. Con un grupo reducido, salimos temprano de la pausa del almuerzo para visitar el yacimiento. Sabine y Pieter, acostumbrados a la realidad arqueológica hispana, quedaron asombrados por el grado de conservación de la ciudad: muchos edificios conservan gran parte de los muros en pie o bien han sido reconstruidos para mostrar cómo sería originariamente. El foro de la ciudad, con el capitolium y la fortificación tardoantigua, es simplemente impresionante. Paseando por el recinto, empezamos a buscar las diferentes basílicas e iglesias que sabíamos que estaban allí, pero una cosa es conocer la existencia de estos edificios y otra muy distinta es ver con nuestros propios ojos la asombrosa calidad de sus baptisterios. Como era de esperar, perdimos la noción del tiempo y tuvimos que volver corriendo a la conferencia. Un amable trabajador nos permitió saltar una valla para que pudiéramos acortar al menos media hora de camino.
El último día de la conferencia fue el que esperábamos con impaciencia: la visita a Ammaedara. Como sabéis, se trata de una de nuestras ciudades de estudio pero su visita no siempre es posible, ya que la región cercana a la frontera argelina es conocida por su inseguridad. A pesar de ello, la organización del congreso nos ofreció una visita guiada a cargo de nada menos que François Baratte y Mohamed ben Nejma, ambos conocidos expertos del yacimiento. La aventura empezó por la mañana temprano, cuando subimos al autobús y nos dirigimos a Haïdra. En un momento dado nos dimos cuenta de que había una pequeña patrulla de policía delante de nuestra caravana de coches y del autobús turístico. Todos sanos y salvos llegamos a Ammaedara. Los guardias, además, estaban relajados; nada de lo que preocuparse entonces.
La visita comenzó en el pequeño museo que alberga algunas de las hermosas piezas de Ammaedara, donde François Baratte nos explicó la historia de la ciudad y sus excavaciones arqueológicas. Tras esta introducción histórica empezamos la visita del yacimiento pero, por desgracia, sólo disponíamos de una hora y media para visitar este asombroso yacimiento. Empezamos por la Basílica I, donde pudimos ver las losas funerarias in situ; y no había precisamente pocas, sino montones. Ya os podéis imaginar a los epigrafistas corriendo de un lado a otro con sus cámaras, jugando con las luces y sombras para conseguir las mejores fotos. Desde allí nos dirigimos hacia uno de los muchos puntos de interés de la ciudad: la fortaleza bizantina. Las torres redondas que se pueden ver todavía en pie no son bizantinas sino añadidos modernos de otra época de guerra. Aun así, el resto de las torres conservadas y tramos de muralla sí fechan de la Antigüedad tardía y son igualmente impresionantes. Dentro de la ciudadela encontramos dos basílicas, de las cuales visitamos la Basílica III. Se trata de un edificio de dos plantas adyacente a la muralla exterior de la ciudadela. Como el tiempo era limitado, hicimos un recorrido de los puntos más destacados, así que a continuación nos fuimos a visitar el llamado Monument des auges. Este tipo de edificio se encuentra en varias ciudades africanas, pero incluso a día de hoy (a pesar de un reciente libro sobre el tema) no se comprende del todo. Terminamos con el edificio más famoso de todos: el arco de Septimio Severo. Se trata de un arco del siglo III muy bien conservado que, durante la Antigüedad tardía, quedó parcialmente envuelto por varios muros para crear una torre.
Maravillados todavía por la belleza de Ammaedara regresamos al hotel, pero no sin antes dar un pequeño rodeo visitando algunas tiendas de artesanía tradicional. Tras esta parada, ahora sí, regresamos al hotel para nuestra última comida. Como teníamos previsto volar de vuelta el lunes por la mañana temprano, tuvimos que partir hacia Túnez el domingo por la tarde.
Dentro de unos meses, esperamos que nuestro artículo se publique ¡en acceso abierto!