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Los estudiantes asistentes de ATLAS

Detrás de cada grupo de investigación hay siempre un grupo de ayudantes diligentes, buena parte de los cuales a menudo son todavía estudiantes. En cuanto a nuestro proyecto, tenemos a tres estudiantes alemanes que trabajan con y para nosotros. El post de hoy está dedicado a su trabajo, así que vamos a darles la palabra para que se presenten y nos cuenten las tareas que cada uno de ellos realiza dentro de nuestro proyecto.

La primera que se unió al proyecto ATLAS fue Jill Lilian Fischer, ya desde el comienzo del proyecto en abril de 2021, durante su tercer trimestre de BA en la Universidad de Hamburgo. Actualmente está cursando el primer semestre del máster en Historia. Una de las primeras tareas que realizó (y que sigue realizando) es traducir los posts de este blog al francés. Modesta como siempre, le gustaría precisar que no es su lengua nativa. Además, también ha trabajado considerablemente en la bibliografía del proyecto, incorporando las referencias en nuestra base de datos Zotero. Desde este año su tarea principal ha sido la digitalización de mapas y datos usando el programa QGIS. Al ser una verdadera fan de los mapas en todas sus formas (históricos y fantásticos), está realmente contenta de aprender a manejar QGIS y de explorar sus posibilidades para crear nuevos mapas.

Como hay mucho trabajo a realizar, Tjaard Jantzen, estudiante de Historia y Matemáticas en la Escuela de Magisterio, se unió al proyecto ATLAS en octubre de 2021. Está cursando actualmente el primer semestre del máster en Magisterio. Desde que se unió a ATLAS, pasa gran parte de su tiempo rellenando hojas de Excel para digitalizar y categorizar datos epigráficos, de modo que puedan ser transferidos a la base de datos. Él es también responsable del préstamo y la obtención de libros que aporten información relevante para el proyecto. Además, parte de su trabajo is la búsqueda de citas en las fuentes escritas antiguas relacionadas con nuestros casos de estudio. Como Lilian y Sebastian, también ha completado un curso sobre la creación de mapas en QGIS en la primavera de 2022 y, desde entonces, disfruta de creando y digitalizando mapas para ATLAS.

Más recientemente, Sebastian Meyer se unió al equipo de estudiantes asistentes en abril de 2022. Es estudiante de Historia y Matemáticas en la Escuela de Magisterio para la educación secundaria y actualmente está cursando el primer semestre del máster en Magisterio. Poco después de unirse a ATLAS se unió también al curso para aprender a digitalizar mapas con QGIS, junto a Lilian y Tjaard. Además del trabajo bibliográfico, fundamentalmente con la base de datos de Zotero, su tarea principal ha sido la digitalización de mapas para el proyecto.

Los estudiantes asistentes, Lilian y Sebastian, trabajando en el despacho de ATLAS en Hamburgo.

Aprendiendo a digitalizar y crear mapas
Al empezar a trabajar con mapas sentimos todos una decepción. El gran trabajo que supuestamente teníamos que realizar era simplemente una hoja de cálculo de Excel que, por supuesto, no se parecía nada a un atlas o a un mapa. Lo que hacíamos era o bien un trabajo un tanto tedioso (mucho “copiar-pegar”) o bien nada espectacular (revisar una gran cantidad de literatura especializada para simplemente darnos cuenta de que una inscripción cualquiera estaba –¡oh, sorpresa!– grabada en piedra). Al principio no entendíamos por qué estábamos haciendo esto. Claro, está bien saber las coordenadas exactas de una ciudad antigua o la localización de una inscripción, ¿pero el proyecto no iba sobre mapas y cosas más emocionantes que éstas?

Hoja de cálculo de Excel.

Entonces Pieter nos introdujo en el programa QGIS (aquí tenéis el curso online) y pronto empezamos a aprender cómo una hoja de cálculo de Excel puede convertirse en un bonito mapa que no es sólo preciso sino también personalizable.

La importación de datos de Excel
Hay dos maneras de implementar las posiciones de las ciudades que nos gustaría tener en nuestros mapas como capas de puntos en el programa QGIS. Para la primera, creamos una capa de puntos y establecemos manualmente puntos para representar las ciudades. El problema es que esos puntos siguen siendo inexactos, ya que no podemos garantizar que las ciudades estén exactamente donde creemos que están (incluso con un mapa georreferenciado como base, del que hablaremos más adelante).

Así, durante sus primeras tareas con QGIS, los tres estudiantes se dieron cuenta rápidamente de por qué las hojas de cálculo Excel –sagradas para Pieter– juegan un papel crucial en el proyecto ATLAS. A través de las coordenadas introducidas en los archivos de Excel, QGIS proporciona la función de añadir una “capa de texto delimitada”. De modo que al especificar las columnas donde se encuentran las coordenadas X (longitud) e Y (latitud) de nuestras ciudades, tenemos la fantástica opción de incorporar en QGIS la ubicación precisa de las ciudades. Además de la precisión, este método ofrece otra gran ventaja: toda la información adicional de la tabla también se añade a la capa y puede revisarse y completarse fácilmente mediante Excel. Esto hace que la creación de mapas específicos sea mucho más flexible para los usuarios de QGIS.

Importación de nuestros datos de Excel.

Por ejemplo, una de las tareas de Sebastian a finales del año pasado fue crear mapas temáticos de la Galia. Utilizando información sobre las ciudades de esta región, Sebastian generó mapas que nos muestran las ciudades mencionadas en la Notitia Galliarum (siglos IV a VI), por Gregorio de Tours (siglo VI) y aquellas ciudades donde se acuñó moneda (siglos IV a VI). Toda esa información se había implementado a través de una nueva columna en la hoja de cálculo Excel. Tras codificar con un “1” la fila de la ciudad gala cuando se aplica el criterio, se puede transferir fácilmente la información deseada como subcapa a nuestro archivo QGIS mediante la función de filtro.

Funciones de codificación y filtro en Excel. ¡Es menos complicado de lo que esperábamos! (datos extraídos de Jürgen Strothmann (ed.), Civitates, regna und Eliten. Die regna des Frühmittelalters als Teile eines „unsichtbaren Römischen Reiches”).

Las hojas de cálculo Excel son la forma más sencilla de alimentar nuestro mapa con lugares localizados con precisión. Sin embargo, las ciudades por sí solas no hacen un mapa: seguimos necesitando ríos, vías y fronteras, sobre todo en un contexto antiguo. Así que el segundo gran paso que dimos fue aprender a digitalizar mapas impresos para aprovechar su contenido, que no está necesariamente ligado a una única ubicación, como ocurre con las ciudades.

La georreferenciación de un mapa
Siguiendo con nuestro curso, utilizamos un mapa ya existente para crear un nuevo conjunto de datos sobre límites provinciales. El primer paso es siempre el mismo: si queremos utilizar el contenido de un mapa impreso (por ejemplo, las líneas fronterizas de la Galia del siglo IV), tenemos que hacer coincidir las coordenadas del mapa impreso con nuestro mapa de QGIS. Lo ideal es vincular la ubicación de una ciudad o de un punto de referencia importante con el punto correspondiente en QGIS, de modo que QGIS pueda vincular el mapa escaneado con sus propias capas cartográficas. Pero esto podría parecer un tanto extraño al principio, ya que los mapas impresos a menudo no están realmente escalados o se han comprimido para encajar mejor en las medidas de la publicación en cuestión. Incluso hay ejemplos en los que esta forma de georreferenciar un mapa no funciona. Muchos mapas son demasiado inexactos o los lugares están sólo vagamente localizados. QGIS es, al fin y al cabo, un programa que no todo el mundo conoce, por lo que no sorprende que la mayoría de los mapas no estén exactamente georreferenciados.

Mapa georreferenciado extraído de S. Panzram y L. Callegarin (eds.) 2018. Entre civitas y madina superpuesto en QGIS. No acabó de funcionar, como podéis ver por las localizaciones de las ciudades: los puntos naranjas indican la posición real de las ciudades, mientras que el mapa georreferenciado está torcido debido a la inexactitud de los lugares.

Tras georreferenciar un mapa en QGIS, podemos digitalizar su contenido como queramos, utilizando capas de puntos para los lugares, capas de líneas para carreteras y límites y capas de polígonos para los mares. De este modo obtenemos las capas para crear un mapa que, o bien es una versión georreferenciada de otro que en su día se dibujó vagamente, o bien es un mapa que contiene datos de múltiples fuentes. El mapa, sin embargo, sigue sin ser un mapa real como el que uno se imagina en un atlas tradicional. Es más similar a uno de Google Maps: se puede ampliar y reducir, y no es necesariamente tan estético como lo sería un mapa impreso. Esto nos lleva al último punto: crear un mapa que esté listo para ser publicado.

La belleza de los mapas
A medida que avanzaba el trabajo, a cada estudiante asistente se le asignó su propia región en la que trabajar para producir mapas en un futuro próximo. ATLAS, como todos sabéis, se centra en tres regiones. Mientras Sebastian complementaba la hoja de cálculo para la Galia, Tjaard y Lilian revisaban montones de publicaciones para encontrar inscripciones situadas en el norte de África y el sur de Hispania. Al final, Lilian eligió el norte de África como su «especialidad cartográfica» y Tjaard se encargó de Hispania. Cada uno de los tres se enfrentó entonces a la tarea de finalizar un mapa para que estuviera listo para su publicación. En los próximos meses publicaremos los mapas en los que hemos estado trabajando en la sección Maps-to-go de nuestra página web.

Afortunadamente, QGIS dispone de una herramienta para crear un diseño de impresión de la capa deseada del mapa. Es relativamente fácil de manejar y permite crear una imagen (en jpeg, png, tiff y otros muchos formatos) de tu mapa que puede ser leída por cualquier ordenador sin necesidad de instalar QGIS y, por supuesto, que puede ser impresa y, por lo tanto, publicada. Con el gestor de diseño también es posible crear diferentes mapas basados en un mismo mapa de QGIS. Los componentes de la versión impresa del mapa dependen de las capas que uno decida activar. Así, cada mapa puede contener exactamente lo que uno quiere.

Pero, como siempre, hay inconvenientes. ¿No sería más fácil si se pudieran utilizar las etiquetas creadas por QGIS? De hecho, es posible hacerlo, pero el resultado no es del todo satisfactorio, como puede verse claramente en la siguiente imagen.

Activar las distintas etiquetas puede crear mapas bastante caóticos.

En ATLAS también nos esforzamos por utilizar un diseño harmonioso en nuestros mapas: líneas divisorias amarillas (¡el amarillo es el color de ATLAS!), un fondo que recuerda a un mapa pintado y símbolos de ciudades sencillos pero fáciles de reconocer.
Con esto en mente, los estudiantes tuvieron que dar al mapa un último ajuste. En lugar de limitarse a habilitar las etiquetas, crearon nuevos campos de texto para todos los elementos que requieren de un nombre, permitiendo así mover, girar y escalar las etiquetas como queramos. Aun así, todavía deben resolver el problema de que no todas las regiones son igual de fáciles de representar. Por ejemplo, crear el mapa de la Galia es satisfactorio a su manera: Francia tiene una forma ideal para rellenar el trazado del mapa y, al mismo tiempo, deja espacio suficiente para añadir una leyenda. Las ciudades romanas están repartidas uniformemente por las provincias y hay espacio suficiente para etiquetar (casi) todas las ciudades de forma harmónica.

¿Acaso no es la Galia un bonito lugar para ser visto en un mapa?

Pero diseñar un mapa agradable del norte de África es menos sencillo, ya que contiene muchas ciudades en el este que suelen estar muy cerca unas de otras. Pero siempre hay una solución.

Afortunadamente, el gestor de diseño de QGIS dispone de una herramienta para añadir un segundo mapa o incluso más. Así, al final puedes generar un mapa con mapas de detalle más pequeños para mostrar las zonas más densamente pobladas.

Crear cada etiqueta manualmente requiere su tiempo, ¡pero merece la pena!

Finalmente, el mapa listo para ser impreso está prácticamente acabado. La otrora hoja de cálculo Excel se ha convirtido en una capa visualmente atractiva que contiene toda la información necesaria y que puede ser personalizada individualmente.

El trabajo de los estudiantes asistentes es –aunque a veces aburrido o agotador– satisfactorio e incluso creativo. Cuando se necesita un mapa con elementos especiales, los tres son capaces de crear un mapa perfectamente adaptado. El futuro del proyecto nos depara aún muchas posibilidades cartográficas que pondrán a prueba a nuestros asistentes. Detrás de estos mapas, los grupos de investigación trabajan para añadir nuevas precisiones e interpretar y analizar el atlas en torno a nuestros casos de estudio. Al final, los mapas son una herramienta útil y atractiva para visualizar determinados resultados de la investigación y acompañar nuestros trabajos académicos. Si aún no lo has hecho, no dudes en echar un vistazo a nuestras últimas creaciones y asegúrate de pasarte de vez en cuando, porque ¡intentamos actualizar nuestros mapas con la mayor frecuencia posible!

Trabajo en curso de las principales regiones de ATLAS unidas en un mapa, realizado por nuestros estudiantes asistentes, usando una hoja de cálculo de Excel y múltiples capas georreferenciadas.